miércoles, 15 de mayo de 2013

Fotografía documental, entre la "objetividad" y la expresión




 Fotografía: Marco Antonio Cruz

Editores como Pepe Baeza definen a la fotografía documental como aquella imagen que basa su compromiso con la realidad, y los estilos que adopte o los canales de difusión que utilice son factores secundarios de clasificación respecto a este parámetro principal.

Por su parte, historiadores como Beaumont New Hall afirman que: "La cualidad de autenticidad que una fotografía supone implícitamente puede darle un valor especial como testimonio, siendo entonces llamada ¨documental¨ según la definición del diccionario: "Un texto original y oficial en el que descansa como base, prueba o apoyo de alguna otra cosa, en su sentido mas extendido, incluyendo todo escrito, libro u otro soporte que transmita información". "Así cualquier foto puede ser entendida como un documento si se infiere que contiene información útil sobre el tema especifico que se estudia. El termino fue utilizado con frecuencia durante el siglo XIX en un contexto fotográfico: The British Journal of Photography..."


Para Baeza, se usa corrientemente el término documentalismo para designar aquellos trabajos que, exhibidos en galerías o en forma de libro, tratan temas estructurales y se realizan con amplios márgenes de tiempo y reflexión. El fotoperiodismo define en cambio la aplicación de un tipo de documentalismo que depende de un encargo o de unas directrices marcadas por un medio de prensa sobre temas más bien coyunturales y vinculados a valores de información o noticia.

 

Fotografía: Marco Antonio Cruz 

"Así, se asocia el documentalismo a una mayor libertad temática y expresiva del fotógrafo no sometido a las presiones derivadas de las empresas periodísticas. De hecho, algunos documentalistas temen la desvirtuación del sentido de sus trabajos en caso de publicarlos en diarios y revistas, aunque los lectores necesitamos sus visiones más independientes, más experimentales, más libres.

Aunque parezca contradicción, muchos documentalistas anhelan la resonancia que a través de la prensa pueden alcanzar sus testimonios. La prensa, a su vez, tiene necesidad, más de lo que está dispuesta a reconocer, de imágenes en profundidad sobre aspectos concretos de la realidad".



Fotografía: Marco Antonio Cruz


De acuerdo con el investigador francés André Rouillé, después de un siglo y medio de reinado casi indiscutido de la faceta de la fotografía documental (vamos a designarla así con el término fotografía documental) hemos visto en el último trimestre del siglo XX, un cambio de tendencia muy clara: el documento entró en una crisis profunda y sostenible, como resultado del desarrollo del lado expresivo de la fotografía, que durante mucho tiempo estuvo oculto o fue reprimido. Sin embargo, el autor reconoce que para ser honesto, la fotografía nunca ha estado completamente disociada de la expresión de superficie. De acuerdo a los tiempos, las circunstancias, los hábitos, los sectores o profesionales, uno u otro lado, han prevalecido.


De tal modo, el trabajo documental no puede estar disociado de ese carácter expresivo, pues en este campo el autor tiene más libertad para elegir sus temas y el modo en el que los desea trabajar. Así, los parámetros estéticos, están presentes en muchos trabajos documentales sin que la información contenida pierda valor periodístico o histórico.


Fotografía y los estragos de la modernidad


 Fotografías de Lewis Hine


 La Fotografía surge en un periodo histórico complejo, en el que se experimentaron cambios determinantes en diversas  áreas. Dicha etapa histórica, conocida como Modernidad, se caracteriza por "una vasta reorganización de la sociedad conforme a un modo de producción capitalista, que no sólo atañe a la manufactura y al comercio, sino a la producción industrial en su conjunto". Para Revueltas, la Modernidad "reviste características tales que, sin lugar a dudas, representa una ruptura con respecto a las formas históricas anteriores y subraya que ésta puede dividirse en dos etapas esenciales: "la primera se extiende de 1800 a 1880, marcada por la revolución industrial e inicia una nueva relación imperialista con la periferia; la segunda fase va de 1880 a la Primera Guerra Mundial...". Precisamente, es en la primera etapa de la modernidad, donde se inscribe el surgimiento del primer proceso conocido para fijar imágenes (daguerrotipia), que más tarde nombraremos como Fotografía.

Foto: Lewis Hine

En Sociology and Visual Representation, Elizabeth Chaplin, afirma que la fotografía y la sociología datan del mismo año: 1839; mientras que Comte terminaba su curso sobre philosophie positive (1836), Daguerre hacía público su método para fijar imágenes en una placa de metal. Y de hecho, agrega Chaplin, los comienzos de la ciencia social en los Estados Unidos están asociados con el uso de la fotografía en dicho ambiente.




Por ejemplo, el reportero Jacob Riis, fotografió las atroces condiciones  de los homeless en New York en la década de los noventa del siglo XIX; y Lewis W.Hine, un sociólogo entrenado, que capturó las batallas en contra del trabajo infantil, de 1907 a 1918; se dice que Hine produjo fotografías que ayudaron a la creación de una nueva legislación laboral. El American Journal of Sociology, usó fotografías como ilustración y como evidencia y estas estaban asociadas con una presión social para mejorar las condiciones sociales de ciertos grupos, ya que la fotografía era estimada como una confrontación con la realidad (Stasz 1979: 134)



jueves, 1 de noviembre de 2012

Periodismo digital ¿Fin del fotoperiodismo?


En esta era de redes sociales y uso indiscriminado de la tecnología digital, algunas personas han augurado la muerte del fotoperiodismo. Los discursos fatalistas siempre encontrarán un público dispuesto a escuchar, un público que en ocasiones se niega a reflexionar sobre la validez de esos presupuestos. En su Estética, Hegel escribió sobre el fin del arte, Arthur Danto continuó la idea aproximadamente más de ochenta décadas después del filósofo germano. Ambas propuestas son muy discutidas aún en el ámbito del arte, y hoy, rodeados de smart phones, tablets, redes sociales y cámaras para foto fija y video se nos habla de la muerte del fotoperiodismo. ¿La supuesta muerte del fotoperiodismo en la era digital se reduce a la aparición de los novedosos artefactos? ¿Esta muerte se debe a nuestra forma de relacionarnos con la imagen? ¿El usuario es responsable de esta muerte? ¿Desde qué disciplinas se puede reflexionar sobre este asunto?
En lo personal no creo que pueda hablarse de la “muerte del fotoperiodismo” sin pensar en la crisis que viven los propios medios de información, crisis de credibilidad, crisis de ventas, crisis de historias, donde se siguen privilegiando a las celebridades por encima de las necesidades informativas del lector común. ¿Quién se identifica con muchas de las noticias de hoy?
Asimismo, qué duda cabe, Internet nos obliga a mirar las cosas de otra manera. La foto fija ya no es suficiente, el discurso visual va acompañado de audio, video. El reportero gráfico, hoy más que nunca, está obligado a crear historias, a narrar. No basta ya una imagen única. Es decir, la fotografía se ha diluido en este ambiente multimedia, ya no es lo más importante.  
Además, hemos perdido esa ingenuidad respecto a la absoluta objetividad y referencialidad de la imagen fotográfica, presupuesto que le fue conferido como producto de su época, su maldición de ser considerada como vero icon, de acuerdo a Hans Belting, debido a su característica indicial, lo que la colocaba como una imagen transparente. No, ya no pensamos así la fotografía, y eso sí representa una crisis para este artefacto cultural. Vamos a seguir sobre este asunto y a pensar qué más ha cambiado en el ámbito de la fotografía de prensa.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Fotografía y Revolución: mitos e íconos


 Las imágenes que fueron publicadas en esta entrada son reprografías de los libros Fotografiar la Revolución Mexicana, compromisos e íconos, de John Mraz, y Mirada y Memoria. Archivo fotográfico Casasola. México, 1900-1940 de Pablo Ortiz Monasterio.

A decir de algunos connotados investigadores como John Mraz, quizá uno de los conflictos bélicos que más se fotografiaron ha sido la Revolución Mexicana, lo cual arrojó como resultado la creación de diversos íconos que más tarde la historia oficial mitificó para crear toda una versión heróica que la la llamada Familia Revolucionaria utilizó para encumbrarse en el poder; se decían los herederos de la lucha de Zapata, Villa, Carranza y Madero.

Las fotografías del Archivo Casasola fueron los instrumentos para reforzar la ideología dominante del México Posrevolucionario. En el capítulo El mito de los Casasola, de su libro Fotografiar la Revolución Mexicana, compromisos e íconos, Mraz afirma que "para entender los muy variados papeles que desempeñaron los fotógrafos dentro de la Revolución Mexicana, tenemos que empezar por una reflexión crítica de lo que hemos aceptado como una verdad indiscutible, que el investigador Ignacio Gutiérrez resumía en pocas palabras: hasta la fecha se ha afirmado genéricamente que los Casasola son los fotógrafos de la Revolución Mexicana. Quizás no sería muy exagerado decir que los Casasola acapararon la fotografía de la lucha armada como el partido gobernante acaparó la Revolución misma.
 











"Así, la historia oficial inventaba a la Familia Revolucionaria para tapar el hecho de que la lucha armada se definió por la guerra entre revolucionarios, quienes luchaban entre sí hasta la muerte".



Es decir, en el libro Fotografiar la Revolución Mexicana, este investigador pone en entredicho que los míticos Hermanos Casasola hayan sido los autores de todas las imágenes que se encuentran en su archivo gráfico. Para Mraz es imposible que éstos hayan estado en todos los frentes de batalla; otro factor importante es que sólo dos de los hermanos tenía la edad suficiente como para manejar una cámara. Asimismo se han hallado varias reprografías -reproducciones fotográficas de imágenes y postales que ya habían sido publicadas en diarios y revistas de la época en el archivo de los Casasola-. Otro factor es la presencia de fotógrafos extranjeros en dicho conflicto bélico, tales como Hugo Brehme, autor de las mejores fotografías del general Emiliano Zapata, que en un tiempo se atribuyeron por error a los Casasola.

Sin dudarlo, muchas de estas imágenes se han convertido en verdaderos íconos de luchas sociales. De los cientos o miles de fotografías que forman parte del cuestionado archivo Casasola, sólo algunas han logrado encumbrarse hasta la altura del ícono popular. Tales fotografías son las del general Zapata, de Francisco Villa, la famosa Soldadera (a la cual se le ha quitado ese carácter mítico para afirmar que quizás era una cocinera o bien una prostituta, cosa que no agradó a mucha gente).

El último capítulo de su obra, Mraz  lo dedica precisamente a esos íconos que surgieron de la lucha armada y que transformaron el imaginario de los grupos sociales que eran asfixiados por la Familia Revolucionaria. De tal modo, Mraz estudia cómo esas fotografías de los héroes revolucionarios devinieron íconos de las mejores causas de la nación y además, sigue algunas de las transformaciones que han tenido éstos en épocas más recientes. Es decir, las causas populares se siguen apropiando de estas imágenes. Cabría la metáfora "la imagen es de quien la trabaja".

 Adelita, la mítica soldadera, que fue degradada


Para quien esté interesado en profundizar en el tema se recomiendan los libros Fotografiar la Revolución Mexicana, compromisos e íconos, de John Mraz, y Mirada y Memoria. Archivo fotográfico Casasola. México, 1900-1940 de Pablo Ortiz Monasterio.

Pd. Ya en una nota informativa del desaparecido diario El Independiente (13 de junio de 2003), el reportero Juan Manuel Gómez destacaba la opinión de John Mraz respecto a la necesidad de desmitificar el archivo Casasola. "Los constructores de la historia gráfica de la Nación son en realidad 483 fotógrafos a los que los míticos hermanos compraron o robaron sus imágenes", así de contundente y cierto.


miércoles, 19 de septiembre de 2012

La fotografía en México


Todas las fotografías pertenecen al Archivo Fotográfico Manuel Ramos, con excepción de la estampa de la Virgen con Maximiliano y Carlota,  las fotos de los emperadores que fueron captadas por Aubert, y la del General Díaz, de cuya autoría no tengo datos precisos.

De acuerdo a Oliver Debroise, la fotografía llegó a México en 1839. El invento que fue patentado en Francia a nombre de J. M. Daguerre fue traído a nuestro país por comerciantes franceses. En ese contexto histórico, llegaron muchos fotógrafos itinerantes, algunos de ellos invitados por el gobierno de Porfirio Díaz y otros atraídos por el "exotismo" de esta nación, cuyo gobernante deseaba llevar a la modernidad. Y la cámara fotográfica llegó como un producto mismo de la modernidad.



Archivo Fotográfico Manuel Ramos





De tal manera, tanto el general Díaz como miembros de su gabinete fueron los primeros mexicanos en posar para una cámara. El destacado investigador John Mraz indica que los daguerrotipos eran un artefacto sumamente caro para el bolsillo de la clase popular mexicana. En ese tiempo, cada daguerrotipo tenía un costo de 2 a 16 pesos. Una "ama de llaves" o una recamarera tenían un sueldo de 12 a 5 pesos respectivamente. Para 1857 había más de 2 millones de daguerrotipos en el país, es decir, el invento de Daguerre fue muy popular y desplazó a la pintura.









Sin embargo, de acuerdo a Mraz, la fotografía llegó a México cuando en 1847 las tropas norteamericanas invadieron el país. El ejército de Estados Unidos llegó acompañado de algunos fotógrafos que captaron en placas algunas de las imágenes que conocemos de esa invasión. Es decir, la primer fotografía de carácter bélico fue captada en México.


Asimismo, pone en duda que Porfirio Díaz haya sido la primer celebridad retratada en este país, pues de acuerdo a sus investigaciones, fueron Maximiliano y Carlota las primeras celebridades que fueron inmortalizadas por una cámara de daguerrotipo. Ambos comprendieron el poder de la imagen y la utilizaron para ser populares entre las clases acomadadas de este país. Aubert era el fotógrafo favorito de Maximiliano. La fotografía fue utilizada para legitimar la ocupación francesa, pues existe una estampa donde la Virgen de Guadalupe acompaña a "sus majestades". Ariel Arnal, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, indica que esta imagen fue creada alrededor de 1865.







"La primera noticia que se tiene registrada de una imagen política en México es la del fotógrafo francés August Péraire en el año de 1865. En la imagen en cuestión, aparecen el emperador de México, Maximiliano I, y su esposa, la emperatriz Carlota, arro dillados frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe.2 La significación es clara: dos representantes de la nobleza europea se mexicanizan por mediación de la máxima autoridad en " materia de nacionalidad", la propia Virgen Morena.3 El mensaje político resulta evidente: los emperadores Habsburgo son mexicanos porque defienden y representan los máximos valores que co nforman los principios fundadores de la mexicanidad; la religión católica y su particularización criolla en la antigua Nueva España, la Virgen de Guadalupe".


Por su parte, la oligarquía pudo ver su imagen mediante las llamadas Tarjetas de Visita, en las que se desarrolló el concepto de identidad individual, pero cubierta bajo un manto de "modernidad"; mientras que las clases populares fueron retratadas bajo el tamiz de lo folklórico, de lo exótico. Los pobres eran retratados "dignamente".

 

Para Mraz, muchas de las imágenes que observamos en las estampas fotográficas conocidas como Tipos Populares, eran modelos los que posaban para dar una idea pictórica de la gente de México. El porfiriato intentó desaparecer por todos los medios a los pobres. No eran retratados, no eran visibles ya que no iban de acuerdo al proyecto de Modernidad y progreso que impulsaba el porfiriato.


John Mraz destaca a Manuel Ramos, director de fotografía del diario El Imparcial, y a los Hermanos Valleto, como los fotógrafos del porfiriato. Posteriormente, la famosa "pax porfiriana" fue socavada por el movimiento revolucionario de 1910 iniciado por Francisco I. Madero. Al estallido de la Revolución, muchos fotógrafos que tenían su estudio en la ciudad de México, entre los que destacaba Hugo Brehme, padre de la fotografía moderna en México, se fueron a capturar las imágenes de las batallas en los distintos frentes. Brehme decidió irse con el Ejército de Emiliano Zapata, de hecho, se estima que éste es el autor de los célebres retratos del líder agrarista, y no los Hermanos Casasola, como se ha creído durante mucho tiempo.


jueves, 5 de julio de 2012

Sobre la guia para el Tercer Parcial

Estimados Alumnos,


Fotografía: Arturo Ávila Cano

La guía está publicada en la bitácora principal: imagoandphotography. Los temás, como saben, están publicados aqui, en esta bitácora dedicada al Fotoperiodismo.

Nos vemos mañana

Suerte

Arturo Ávila Cano

Fotoperiodismo mexicano contemporáneo

Desde hace algunos años, el fotoperiodismo mexicano ha logrado trascender su carácter local y ser reconocido en festivales y asociaciones de carácter internacional, como es el caso de la famosa fundación World Press Photo. 

Sin embargo, este proceso comenzó con la cobertura que fotógrafos como Pedro Meyer, Rodrigo Moya y Pedro Valtierra, llevaron a cabo durante la década de los ochenta del siglo pasado, en zonas que en esos instantes vivían conflictos derivados de la intervención norteamericana y la presión de la oligarquía en centroamérica, tales como Nicaragua, El Salvador y Venezuela. De alguna manera ellos son los precursores de estos nuevos fotógrafos, cuyo trabajo ya no sólo es valorado en nuestro país, sino que algunos de ellos lo realizan expresamente en sitios fuera de nuestras fronteras.

Daniel Aguilar, Carlos Cazalis y Fernando Brito, son los más detacados reporteros gráficos de nuestra historia contemporánea. El trabajo de ellos, como se mencionó líneas arriba, ha sido distinguido con diversos premios. El discurso visual de estos profesionales de la lente nos da cuenta de la gran calidad del trabajo gráfico de los actuales fotorreporteros mexicanos.

 Autor: Daniel Aguilar


Autor: Daniel Aguilar

El trabajo de Daniel Aguilar ha sido ampliamente reconocido tanto por la World Press Photo -en su edición de 2004- como por la monarquía española, que otorga año con año el reconocido Premio Rey de España a lo más destacado en el ámbito del ejercicio periodístico. Las impactantes fotografías que Aguilar captó durante el golpe de estado en Haiti, y años despúes, tras el terrible terremoto que padeció esa nación del Caribe, nos hablan del compromiso social y del vínculo que tiene este fotógrafo mexicano con ese país, el más pobre de América Latina, que ha sido azotado por desastres naturales y por aquellos causados por la mano del hombre. Sin embargo, Aguilar también tuvo una destacada cobertura en el contexto del conflicto magisterial que paralizó a la capital oaxaqueña durante 2006. La imagen que éste captó de un presunto ladrón, golpeado de modo salvaje y que fue atado a un poste, nos resume la tensión que se vivía en las calles del centro histórico de la capital oaxaqueña cuando ésta estaba en manos de la APPO. Daniel comenzó trabajando para el diario El Heraldo y más tarde para Excélsior, El Universal, y agencias internacionales como Reuters.


Cabe destacar que también Pedro Valtierra ha sido distinguido con el reconocimiento que otorgan los reyes de España, por su fotografía de aquellas mujeres chiapanecas que luchan en contra de soldados del ejército mexicano. Hay que recordar que Valtierra tiene amplia experiencia en el ámbito de la fotografía de prensa, pues viene trabajando desde 1977, cuando ingresó al diario UnomásUno; posteriormente pasó a la agencia ImagenLatina, que fundara Marco Antonio Cruz; a La Jornada, donde fungió como editor gráfico, de donde salió para fundar su Agencia y Revista Cuartoscuro. Valtierra ha recibico numerosos reconocimientos a lo largo de su trayectoria. En 2013, se publicó un libro donde el investigador Alberto Del Castillo, recoge gran parte del trabajo de este reportero gráfico, fundamental en la historia del fotoperiodismo mexicano moderno.

Pedro Valtierra con la imagen que se ha vuelto un ícono de la lucha indígena en América Latina

Por su parte, Carlos Cazalis también ha sido reconocido por la fundación World Press Photo, por su trabajo sobre las personas sin hogar en Sao Paolo, Brasil. Cazalis ganó el primer premio en la categoría de historias de vida cotidiana. El interés de Cazalis consiste en mostrar la inequidad de un sistema económico que resulta injusto para gran parte de la población mundial

 Autor: Carlos Cazalis

Autor: Carlos Cazalis


Fernando Brito es un reportero gráfico y editor del diario El Debate y trabaja en aquellas zonas donde el narcotráfico ha desplazado al poder del estado. Con su cámara Brito capta aquellas cruentas imágenes de la batalla que sostienen los distintos grupos de narcotraficantes en su lucha por las plazas del norte del país. Las imágenes de Brito son una extraña mezcla de paisajes bucólicos donde se cuestionan la idea romántica del paisaje y la idea sublime de la naturaleza del filósofo Immanuel Kant, para entregarnos otra clase de terror: la imagen de las personas ajusticiadas por los sicarios del narcotráfico, cuyos cuerpos son depositados en sitios que el fotógrafo utiliza para contextualizarlos y mediante un proceso de edición, crear una imagen que lo mismo nos atrae y nos repele.


Autor: Fernando Brito